La presidenta del PRO Nacional, Patricia Bullrich, pasó por Córdoba y logró algo que hacía rato no se veía en Juntos por el Cambio local: que los presidentes de los partidos aliados coincidieran alrededor de una mesa; y que todas las facciones internas del macrismo volvieran a encontrarse.

En el marco de su visita por el banderazo contra el gobierno de Alberto Fernández que encabezó en el centro de la ciudad Capital, Bullrich desarrolló una intensa agenda política coordinada por la senadora Laura Rodríguez Machado.

Hubo fotos con todos para evitar celos y mostrar amplitud. Bullrich juntó al sector de los orgánicos hoy referenciados en la línea Emilio Monzó-Horacio Rodríguez Larreta, con el ala de los más duros; dos espacios actualmente muy enfrentados en el marco de la postergada interna partidaria.

También compartió un café con Luis Juez del Frente Cívico, Ramón Mestre de la UCR y Gregorio Hernández Maqueda de la Coalición Cívica en una imagen que no se repetía desde los tiempos pre electorales del 2019, antes que Cambiemos se partiera en Córdoba. Una experiencia que, por cierto, terminó potenciando aún más esas diferencias que separan al juecismo del mestrismo, incluso, dentro de la propia fuerza que integran.

Por último, cerró el raid en una charla a solas con el jefe del interbloque de Juntos por el Cambio en Diputados, Mario Negri, quien pasó por el hotel donde la ex ministra se alojaba. Ese encuentro con el ex candidato a gobernador, provocó ruido con los otros sectores que hubiesen preferido que, como gesto en pos de la unidad, el diputado se sentara en la mesa con el resto de los dirigentes.

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En el diagnóstico interno que hacen las propias cabezas de la alianza, reconocen que en Juntos por el Cambio Córdoba no se superan todavía los personalismos y que el espacio afronta serias dificultades para dejar de ser una coalición electoral y transformarse en una alianza política.

Lo cierto es que, en cada uno de los encuentros, Bullrich repitió un concepto que considera fundamental para la provincia que le dio el triunfo a Mauricio Macri en el 2015. La necesidad de custodiar el 64 por ciento de apoyo de los cordobeses al espacio amarillo, para lo cual, insistió, deben superare las fisuras internas y avanzar de manera consolidada como fuerza opositora en la provincia de Juan Schiaretti. La ex ministra de Defensa dijo que hay que mirar el ´21 pero apuntando al ´23, sobre todo, en la provincia mediterránea donde el peronismo se quedará sin su figura más taquillera para disputar el poder.

También hubo un mensaje mucho más específico y direccionado especialmente al PRO cordobés que vive momentos de fuertes divisiones, atadas indefectiblemente a las discusiones por los liderazgos que tienen lugar en el escenario central.

Desde el sector de la actual conducción del partido en Córdoba que integran, entre otros, Darío Capitani, Gabriel Frizza, Javier Pretto, Agustín de la Reta, Oscar Agost Carreño y Nicolás Massot, se leyeron dos cuestiones tras el paso de Bullrich por la provincia.

La primera, que justamente pidió mantener a Córdoba al margen de las cuestiones nacionales internas para evitar profundizar la grieta; y la segunda, la insistencia para acordar una lista única en el marco de las elecciones partidarias pospuestas para el año próximo.

Desde la línea orgánica del PRO Córdoba indicaron además que Bullrich reconoció la preponderancia del sector en la interna local, a partir del respaldo por las afiliaciones conseguidas, por lo que descuentan lograr la representación en los cargos más importantes que se disputarán en el proceso de renovación de autoridades.

En el campamento del macrismo cordobés no pasó inadvertido que la presidenta del partido se hiciera lugar también, no sin elogios cruzados, para cenar con la cantante cordobesa Coky Ramírez. En el historial del espacio que supo buscar candidatos en rubros que nada tienen que ver con la política, esa foto encendió una luz de alerta entre quienes consideran que Juntos por el Cambio no necesita sumar "figuras" para traccionar en las urnas.